Las hijas de Tara
Editorial: Minotauro
Fecha publicación: 2002
Número de páginas: 322
Bienvenidos a un mundo futuro en el que tecnología y naturaleza son enemigas irreconciliables y donde se ha desatado una interminable guerra entre la ciencia y la magia, entre lo artificial y lo natural. El primer bando se refugia en las dumas, ciudades que han alcanzado un altísimo nivel tecnológico. El bando contrario se oculta en Mannawinard, un gigantesco bosque en el que ha vuelto a brotar la magia, bajo los auspicios de la renacida diosa Tara. Entre ambos se extienden los sombríos Páramos, zonas baldías que sirven de frontera. En este contexto, la mercenaria Kim recibe el encargo de robar un androide de la poderosa compañía Nemetech; pero las cosas no salen según lo previsto y tendrá que escapar de las dumas para salvar su vida. En su camino se unirá por necesidad a Keyko, una guerrera de la Orden Mística de las Hijas de Tara, y conocerá a otros personajes que tratan de sobrevivir en medio del caos. Este viaje llevará a Kim y sus compañeros a través de los Páramos y Mannawinard hasta el mismo corazón del mundo natural, en busca de respuestas sobre los titánicos poderes enfrentados que dominan sus destinos.
Voy a saltarme toda explicación de la historia porque la sinopsis hace todo el trabajo, si la leéis tendréis un buen resumen (sin spoiler) de la trama.
La historia tiene su historia, valga la redundancia. Laura Gallego creó Las hijas de Tara con el objetivo de hacer un guión para una película de animación, así que en sus inicios el libro era mucho más corto (de unas 100 páginas). El proyecto fue toda una aventura para la autora, no fue fácil conformar un mundo distópico en el que la tecnología, la naturaleza y la magia tuvieran sentido en tan poco margen de espacio, pero al final la producción no vio la luz, así que Laura aprovechó para ampliar el guión y plasmó todas las ideas que tenía en su cabeza para esta historia, triplicando la cifra de páginas. SM apostó por la distopía y la novela se convirtió en una realidad.
La trama no tiene nada que, a estas alturas, no conozcamos ya: una Tierra futurista en la que la naturaleza es inexistente, la tecnología es desbordante y la inteligencia artificial convive con el ser humano. Todo lo relacionado con las plantas y la vida salvaje es visto como un mal y una amenaza. La originalidad radica en la implementación de la magia rúnica, le da sentido y un toque místico.
En definitiva, Las hijas de Tara es una historia que entretiene al lector pero no destaca mucho, no he encontrado esa chispa que la autora dota siempre a sus obras y me conquista.
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